La maternidad en la niñez pesa en Pakistán

ips3Si Rashda Naureen pudiera regresar seis años en el tiempo, nunca habría accedido a casarse a los 16 años. “No estaba lista para el matrimonio”, reconoció a IPS. “¿Cómo podría estarlo si apenas era una niña?”, inquirió esta joven pakistaní de 22 años.

Naureen solo había cursado hasta tercer grado cuando quedó embarazada a los 17 años; se divorció poco después de dar a luz a su primer hijo.

La madre de Naureen, Perween Bibi, quien vive de su magro jornal de empleada doméstica en Pakistán, contó a IPS: “Tengo otras dos hijas, además de dos varones, y dimos a Rashda para tener una responsabilidad menos”.

Pero pasó exactamente lo contrario.

Bibi y su esposo, un chófer particular, además de tener que mantener a una familia de siete integrantes, ahora también deben cuidar a su nieto y tienen dificultades para subsistir.

Unas de las cosas más tristes de esta historia es que el embarazo de Naureen pudo haberse evitado con facilidad.

Casi 7,3 millones de adolescentes quedan embarazadas en el mundo cada año, de las cuales dos millones tienen 14 años o menos.

“Antes de la boda, mi mejor amiga me alentó a tomar pastillas anticonceptivas, pero no quise escucharla”, confesó Naureen.

“Incluso mi esposo, cuyos padres lo obligaron a casarse conmigo, me dijo que esperáramos, pero no le hice caso. Pensé que tener un hijo enseguida ayudaría a cementar nuestra relación y comenzaría a amarme”, dijo con tristeza.

El embarazo temprano no es inusual entre las adolescentes recién casadas, indicó Tauseef Ahmed, director en Pakistán de Pathfinder International, una organización sin fines de lucro dedicada a facilitar servicios de salud sexual y reproductiva para jóvenes en más de 30 países.

De hecho, tener un hijo es una forma de probar la fertilidad, y los valores respecto del embarazo adolescente están “protegidos por las propias mujeres y niñas”, explicó a IPS.

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), casi 7,3 millones de adolescentes quedan embarazadas en el mundo cada año, de las cuales dos millones tienen 14 años o menos. Además, se estima que 70.000 adolescentes mueren cada año por complicaciones derivadas del embarazo y el parto en los países en desarrollo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la muerte fetal y de recién nacidos es 50 por ciento más probable entre madres adolescentes que entre las que tienen de 20 a 29 años.

Los bebés que sobreviven tienen más probabilidades de tener bajo peso al nacer o ser prematuros en comparación con los hijos de mujeres veinteañeras.

El problema es particularmente pronunciado en Pakistán, un país de 180 millones de habitantes y donde 35 por ciento de las mujeres de entre 25 y 49 años se casaron antes de cumplir 18, según los últimos datos de la Encuesta de Salud Demográfica de Pakistán 2012-2013.

Los especialistas sostienen que entre las principales razones de la gran propagación del matrimonio infantil y los embarazos tempranos destaca la falta de educación.

El médico Farid Midhet, director del Programa Integrado de Salud Materna e Infantil en Pakistán, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), coincidió diciendo que hay un estrecho vínculo entre el embarazo adolescente y el analfabetismo femenino.

“Eso contribuye a alta mortalidad infantil, la alta fertilidad, el analfabetismo, en general, y la producción de niños que son una carga para la sociedad”, arguyó en entrevista con IPS.

Como resultado, exacerba la pobreza, que a su vez alimenta un círculo vicioso de insurgencia, delincuencia y conflictos sociales, añadió.

Ahmed, de Pathfinder International, cree que hay una fuerte corriente conservadora en la sociedad pakistaní, en la 97 por ciento de la población se considera musulmana, lo que también conspira contra las niñas y adolescentes y favorece el matrimonio precoz y el embarazo adolescente, un destino inevitable para miles de ellas.

Al ser consultada sobre cómo revertir la crisis de salud causada por las madres adolescentes, Zena Sathar, directora del Consejo de Población de Pakistán, respondió de inmediato que primero y antes que nada invertiría en la educación de las niñas.

“Las estrategias probadas en el mundo incluyen mantener a las adolescentes en la escuela, usar incentivos económicos y programas de subsistencia, ofrecer herramientas para la vida cotidiana, informar a las familias y a las comunidades sobre los efectos adversos del embarazo adolescente, movilizarlas para apoyar a las niñas a crecer y convertirse en mujeres antes que madres”, dijo Sathar a IPS.

Un problema regional

El fenómeno no es exclusivo de Pakistán; hay varios países en la región que deben hacer frente al mismo tipo de desafíos.

La mayoría de las naciones Asia meridional, como Pakistán, deben afrontar el doble problema del matrimonio temprano y el embarazo adolescente. Es crucial atender ambos desafíos a la vez, según los especialistas.

Pero es más fácil decirlo que hacerlo, pues las leyes que fijan la edad “oficial” para contraer matrimonio son difíciles de hacer cumplir, y se complica más por los valores de la sociedad tradicional.

Según el informe de UNFPA de 2013, “Maternidad en la niñez”, Bangadesh e India siguen siendo los países con mayor probabilidad de que las niñas y adolescentes se casen antes de los 18 años.

Pakistán y Sri Lanka, en cambio, muestran una tasa de embarazos mucho menor entre adolescentes de entre 15 a 19 años.

El informe Perspectivas Mundiales de Población, realizado por el Departamento de Asuntos Sociales y Económicos de las Naciones Unidas, señala que la fertilidad en adolescentes de entre 15 y 19 años es de 87 cada 1.000 mujeres en Afganistán, 81 en Bangladesh, 74 en Nepal, 33 en India, 27 en Pakistán y solo 17 en Sri Lanka.

El oriental estado de Bihar, en India, tiene el peor registro en materia de matrimonio precoz. A partir de un estudio de más de 600.000 hogares realizado por el Ministerio de Salud entre 2007 y 2008, Stahar dijo que casi 70 por ciento de las mujeres de 20 años dijeron estar ya casadas al cumplir 18.

Para mujeres como Naureen, seguir yendo a la escuela les hubiera ahorrado una vida de dolor.

“No me hubiera casado ni hubiera sido madre tan joven. Habría tenido tiempo para pensar en qué me estaba metiendo. Hubiera sido un poquito más lista”, opinó.

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 Zofeen Ebrahim

Fuente: IPS

 

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